
Los blogs están muertos ¿No se han dado cuenta?
Todos escucharon o leyeron sobre Alfie Patten hace unos meses. Fue el niño que a los trece años concibió, con su novia de quince, un bebe con el que supuestamente compartía genes y el gusto por la leche tibia antes de dormir.
Ahora resulta que, después de una prueba de paternidad (precipitada, seguramente, por infinidad de burlas por parte de los compañeros de secundaria de Alfie, del estilo: “!ha ha! !Yo me acosté con tu novia y además tengo mas Pokemones que tu!”), se confirma que él no es el padre.
Ahora se sabe que Chantelle, haciendo gala de una hijaeputez bíblica, estuvo acostandose con media docena de muchachos (algunos incluso de dieciséis años, lo que demuestra que las mujeres los prefieren mayores) y ni ella sabe cual de ellos es el verdadero padre. La cereza del pastel es que la madre (de quien seguramente heredo su ética moral), sabiendo lo que había pasado, le aconsejo apegarse a la versión solo-he-tenido-relaciones-sexuales-con-mi-novio-de-trece-años, argumentando, probablemente: “Es un buen partido, seguramente su padre le aumentara la mesada”.
Nada bueno puede esperarse de una sociedad en la que un niño de trece años es forzado a pasar por algo así. Desde ahora –en realidad desde siempre- las mujeres no tienen ningún derecho a reclamarle a ningún hombre, bajo ninguna circunstancia, que sea una bestia sin sentimientos. Alfie Patten, con el corazón roto y humillado a una edad en la que ni siquiera se rasura, nos respalda a todos los hombres del mundo.
Estamos contigo.
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Ahora que el poder ha desaparecido, ¿quién soy? ¿Cómo me defino a mí mismo ahora? He perdido un aspecto especial de mi persona, mi poder, mi herida, la razón de mi aislamiento. Todo lo que me queda ahora es el recuerdo de haber sido distinto. Las cicatrices. ¿Qué se supone que debo hacer ahora? Ahora que la diferencia no existe y sigo estando aquí, ¿cómo me relaciono con la humanidad? El murió. Yo sigo viviendo. ¡Qué cosa tan extraña me has hecho, Dios! Espero que comprendas que no me estoy quejando, me limito a hacer preguntas, con un tono de voz tranquilo y razonable. Estoy tratando de comprender la naturaleza de la justicia divina. Creo que el viejo arpista de Goethe estaba en lo cierto con respecto a ti, Dios. Nos has conducido a la vida, has dejado que el pobre hombre cayera en el pecado, y luego le has abandonado en su desgracia. Porque todo pecado es vengado en la Tierra. Es una queja razonable. Tú tienes el sumo poder, Dios, pero te niegas a tener la suma responsabilidad. ¿Eso es justo? Creo que yo también tengo una queja razonable. Si hay justicia, ¿por qué tantas cosas de la vida parecen injustas? Si realmente estás de nuestro lado, Dios, ¿por qué nos entregas una vida de dolor? ¿Dónde está la justicia para la criatura que nace sin ojos? ¿La que nace con dos cabezas? ¿La que nace con un poder que se suponía que no debían tener los hombres? Sólo estoy preguntando, Dios. Acepto tu mandato, créeme, me inclino ante tu voluntad, porque da lo mismo: (después de todo, ¿qué alternativa tengo?) pero, aun así, tengo derecho a preguntar, ¿no es así?
Oye, ¿Dios? ¿Dios? ¿Me estás escuchando, Dios?
Creo que no. Creo que te importa un bledo. Dios, creo que me has estado tomando el pelo.
Ahora hay un gran silencio.
Afuera el mundo es blanco, adentro gris. Lo acepto. Pienso que la vida será más apacible. El silencio se convertirá en mi lengua materna. Habrá descubrimientos y revelaciones, pero ningún trastorno. Es posible que más adelante el mundo vuelva a tener algo de color para mí.
En vida nos consumimos. Al morir vivimos. Recordaré eso. Me regocijaré. Twang. Twing. Twong. Hasta que muera de nuevo, hola, hola, hola, hola.
Obviamente esto paso en 3 segundos, 3 segundos durante los cuales mi rostro se ilumino con una sonrisa ojete y burlona. El taxista, emputadísimo y con cara de pocos amigo se bajo, lo mismo que el tipo de la Explorer. Yo estaba a pocos metros y pude ver que en efecto, era un pendejito de unos veinte años acompañado de dos parejitas.
En los otros 10 segundos que me tomó avanzar y pasar a su lado, bajé la ventanilla de mi lado derecho. Fue entonces cuando vi su carita pálida y asustada mientras intentaba patéticamente de arrancar de nuevo el auto. Baje aún más la velocidad hasta casi estar parado a su lado y grité lo más fuerte que pude:
-QUE GUSTO ME DA, PENDEJO.
Luego subí la ventanilla y aceleré alegremente al infierno, en donde tengo reservada una suite con vista a un río de lava.
Odio a la gente.
Repitan todos llenos de respeto, humildad y lágrimas en los ojos:
Rorschach.
Walter “OHMYGODISFUCKINGRORSCHACH!” Kovacs.
Como le dije a alguien, a Rorschach lo recortaron del comic y mediante un ritual voodoo lo hicieron de carne y hueso.
Y la voz, oh Dios mío, la voz. Todos esperábamos con miedo como quedaría la que tal vez sea la característica mas importante de Rorschach ¿Cómo interpretarían esas cajas de dialogo tembloroso y las referencias a su monótona entonación? ¿Lograrían trasladar esa fuerza y furia que se trasmina por debajo de esa fría calma? Oh, vaya que si pudieron.
Incluso físicamente; el momento cuando la policía lo atrapa y le quita su “cara” fue clave: vimos al horrendo Kovaks y todos lo amamos aún más, snif.
Y el final, cuando, claramente consciente que no puede hacer nada pero tampoco puede quedarse con las manos cruzadas y acepta su destino con un huevudisimo “DO IT!” me dejo los pelos de punta y mucho dolor en mi corazón :’(
No por nada Rorschach aparece en el #6 en la lista “THE 200 GREATEST COMIC BOOK CHARACTERS OF ALL TIME” de Wizard. (Adivinen quien esta en primer lugar. ¡En tu cara Superman, Batman y Spider Man!)
Quiero tener los hijos de Rorschach ♥
¿Dije eso en voz alta?
PD: