Hace unos días hablaba sobre mi particularidad de no tener mucho problema en hacer las cosas que tienen que hacerse. Bueno, pues esta particularidad sólo aplica a mi vida personal/social, no a la laboral.
O, hasta hace poco, no aplicaba.
Me explico.
Siempre he envidiado un poco a la gente que ama su trabajo, que se emociona y siente pasión por lo que hace. Yo no, siempre he visto el trabajo como un medio, no un fin. Mi trabajo no me define, no dice quién soy. Para mí, un buen trabajo es el que te permite el tener el mayor tiempo y medios para disfrutar tu tiempo libre. Nunca he entendido y de hecho, siento un poco de pena por esa gente que vive para trabajar, cuando debería ser lo contrario.
Pero desde hace un tiempo, decidí que ya era hora de aplicar mis poderes particulares mutantes a mi vida laboral y, como primer paso, presenté el examen del Ceneval (y lo pasé con 9.5, porque, ¿por qué no?), ahora sigue la carrera de una manera similar.
Con esto, subí de puesto, y ahora, mis responsabilidades se duplicaron y estoy a cargo de cosas que nadie en su sano juicio debería dejarme a cargo, pero no importa, porque tengo que hacerlo y lo estoy haciendo. Lo curioso es que, por lo que veo, el único sorprendido soy yo; mis jefes estan confiados en que puedo hacer lo que me piden (y ayuda bastante el que yo diga que sí a todo y, más importante, que lo cumpla o por lo menos lo intente). Mi sorpresa nace de que me está gustando lo que estoy haciendo (en un sentido figurado, en realidad mi trabajo es el de un drone burocratico común y corriente), me gusta el hecho de que me piden hacer algo que no sé como se hace y lo averiguo y creo entenderlo y la cago y lo intento de nuevo y en algún momento, funciona.
Tal vez esto sea normal para todos ustedes; para mí no, como dije, en toda mi vida laboral nunca me interesó sobresalir, siempre mantuve un perfil bajo y navegué con bandera de pendejo –sí, cosa fácil-, pero ahora, quiero ver hasta donde puedo llegar, why? Because fuck you, that’s why. Pero aclaro, voy a exprimir mis capacidades sin sacrificar mi vida privada, porque eso siempre será prioridad.
Porque para mí, la mediocridad no radica en dejar un trabajo a medias; radica en dejar la vida a medias. Eso es ser mediocre.